Iturbide: Funestos recuerdos del libertador de México
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luego de su fallido gobierno como Emperador de México, Iturbide abdicó al trono y partió a su exilio en Europa. Allá se enteró de un supuesto plan de reconquista de las colonias españolas, a cargo de los países que formaban la Santa Alianza, emprendiendo su regreso a México para prestar sus servicios en caso de que dicho plan sucediera. Sin embargo, desconocía que el Congreso había promulgado el decreto del 28 de abril de 1824, impulsado por el Poder Legislativo y avalado por el Ejecutivo, declarándolo traidor y fuera de la Ley a Iturbide, siempre que se presentara bajo cualquier título en algún punto del territorio mexicano; también fue declarado enemigo público del Estado. El 14 de julio de 1824 el bergantín inglés
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regresó a Iturbide a su Patria; desembarcó en Soto la Marina. El comandante de la guarnición federal, general Felipe de la Garza, a quien Iturbide le salvó una vez la vida, descubrió su llegada y le comunicó que, de acuerdo con el decreto de 28 de abril de 1824 del Congreso General, debía ser pasado por las armas inmediatamente.
Díaz Noriega, José María (1860), Funestos recuerdos del libertador de México. Exhumación y autenticidad de sus respetables restos, conducidos desde Padilla, y depositados actualmente en la santa iglesia catedral, que al señor coronel D. José Ramón Malo, dedica, el general José María Díaz Noriega, oficial mayor jubilado del Ministerio de Guerra y Marina, secretario honorario de Estado y del Despacho, México, Imprenta de J.M. Lara, calle de la Palma núm. 4, 22 pp.